martes, 28 de septiembre de 2010

Una nueva fantasía K: cayó la pobreza en Mendoza


Alterar los datos de pobreza e indigencia, invisibiliza el problema e impide articular políticas de asistencia a los sectores más vulnerables.


Gracias a una canasta de productos dibujada por el Indec, que los privados valúan en dos o tres veces más, los hogares pobres en la provincia cayeron del 7,9% al 5,3% y los indigentes del 2,3% al 1,5%. Manipular los datos de inflación invisibiliza sus consecuencias sociales. “Estos datos de pobreza son tan inocuos como los datos de inflación que mensualmente da el Indec", explica Alejandro Trapé, economista y docente de la UNCuyo.

lLa caída tan severa en los niveles de pobreza e indigencia es tan poco creíble como pensar que Mendoza es la Suiza sudamericana. Creer que pueden ser ciertos los datos del Indec sobre que en la provincia los hogares pobres cayeron del 7,9% al 5,3% y que los considerados indigentes pasaron del 2,3% al 1,5%, es ignorar la severa manipulación que sistemáticamente se viene haciendo desde que el Gobierno intervino el organismo estadístico allá por el 2007.
En cantidad de personas, la pobreza en Mendoza para el Indec pasó del 11,3% al 7,6%, mientras que la indigencia pasó del 2,9% al 1,8%. A nivel país, la pobreza llega al 12% y la indigencia es del 3,1%.

“Estos datos de pobreza son tan inocuos como los datos de inflación que mensualmente da el Indec”, explica Alejandro Trapé, economista y docente de la UNCuyo.
Sólo basta escarbar en la forma en la que se miden los datos para darse cuenta. Para medir la pobreza y la indigencia, el Indec toma como referencia distintas canastas.


La Canasta Básica Total (CBT) es la que incluye todos los alimentos, bebidas, indumentaria, salud, educación, servicios básicos como electricidad, transporte y esparcimiento que demanda una familia tipo. Esta canasta es la que sirve para medir la pobreza. Una familiar es pobre cuando con lo que gana el grupo no llega a cubrir sus necesidades de vestimenta, salud, educación.


Por debajo se ubica la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que es la que incluye las necesidades sólo de alimentación (comida y bebida) de una familia tipo. Esta canasta se usa para medir la indigencia. Es indigente toda aquella familia que con lo que gana no llega a cubrir el estándar mínimo de alimentación que se requiere para tener una vida saludable.

Tomando los valores a junio de este año, que coinciden con los datos de pobreza cerrados al segundo trimestre del año por el Indec, la CBT para un hogar tipo 3, que es el más grande (cinco miembros, constituido por un matrimonio -ambos de 30 años- y 3 hijos de 5, 3 y 1 año) da un valor de $1.267,31. Para el mismo tipo de hogar, la CBA a junio de 2010 da $583,77.


Sí, aunque suene poco creíble, para el Indec una familia de cinco miembros puede cubrir sus necesidades alimentarias por $583,77 al mes y sus necesidades de comida, indumentaria, salud, educación, transporte, servicios y esparcimiento por $1.267,31.
Para tener una idea del desfasaje de estos datos, la consultora FIEL tomó los mismos productos que mide el Indec y salió a relevar los precios. Allí encontró que la CBA está en el orden de los $1.900 y la CBA en casi $1.200, explica Garro.
Más cerca, en Mendoza, la UNCuyo relevó en supermercados para junio una canasta alimentaria de $1.340 y la canasta básica parcial (no incluye todos los servicios ni esparcimiento) a $2.705.


Teniendo en cuenta que la CBT mide pobreza y la CBA indigencia, tirar sus valores tan por el piso obviamente genera que haya menos familias incluidas bajo es umbral estadístico. Pero esto, claro está, no significa que hay menos pobres o indigentes. Lo que ocurre es que se los están borrando del mapa. Invisibilizando. Y muchas familias hoy son pobres o indigentes y sólo se enteran cuando van al supermercado.
“Desde que entró Guillermo Moreno como secretario de Comercio interior en 2005, primero se arrancó con los controles de precios y luego se siguió a partir de 2007 con la alteración de las estadísticas en el Indec con la idea no sólo de controlar la inflación sino también bajar la pobreza y la indigencia. Desde entonces todo sigue igual”, opina el economista Daniel Garro, del estudio Valor, para quien “se está metiendo al pobre debajo de la alfombra. Porque alterar los datos invisibiliza la situación real”.


Pero esto no es nuevo. Según explica Trapé, en el 2009 cuando la cantidad oficial de pobres era del 13,9% de la población total, a mi me daba un índice real del 25,4% en base a cálculos relacionados con el desempleo y el nivel de salarios reales. Este año, para el Indec la pobreza está en el 12% de la población, por lo que tranquilamente aplicando el mismo análisis puede estar entre el 21% y 24%”.

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